En Formosa, un estudiante del secundario, pasa de año adeudando hasta 19 materias previas. En el último mes, se denunciaron más de 10 abusos sexuales en distintos colegios del país, además de media docena de agresiones físicas a docentes, los victimarios son alumnos que no fueron expulsados, la sanción más grave que recibió uno de ellos fue el cambio de turno en el colegio.
La educación argentina decidió sacar los llamados de atención, relajar los sistemas de calificación, llegó hasta a prohibir que los chicos queden de curso y suspendió de manera definitiva las expulsiones de cualquier institución, indistintamente lo que el niño haga. El resultado: según la Unesco, en 10 años, Argentina cayó al peor nivel educativo de su historia.
Argentina en 2006, según la misma organización, tenía calificaciones por encima del promedio regional. En 2013 comenzaron a disminuir, pero se mantenían dentro del promedio de los vecinos geográficos, en 2019 las pruebas mostraron el nivel más bajo en lectura, sí así como lo lee, nuestros chicos, valga la redundancia, no saben leer.
Es decir que después de tantos años de leer Foucault para no castigar a nuestros chicos y de aplicar la “psicogénesis de la escritura” para que no se los sistematice sino que los chicos descubran como escribir, tenemos un montón de abusadores, golpeadores y analfabetos precoces. Pero nadie quiere verlo, las pruebas están a la vista y nadie quiere analizarlas.
Mientras tanto los chicos salen del secundario a la educación de grado o a la terciaria sin saber interpretar un texto, peor aún, sin saber leerlo. Tenemos estudiantes secundarios que no sirven para seguir educándose y tampoco sirven para trabajar, porque no entienden consignas básicas y no están acostumbrados a seguir órdenes a rajatabla. Al primer reto del patrón se frustran y se estresan.
Pero en medio del barro, una bocanda de aire fresco. En Jujuy se decidió evaluar a los chicos en la prueba Saber Más, con una premisa: si no funciona y hay que cambar todo, lo haremos. Jujuy apuesta tener una educación que sirva para multiplicar los estudiantes universitarios y también para tener egresados secundarios que estén listos para incorporarse al ámbito laboral.
Una de las figuras trascendentes de este proceso es Vanesa Humacata, por eso fue una de las cabezas en el proyecto de evaluar a los alumnos jujeños y estuvo ayer en la Legislatura para analizar, junto a los diputados provinciales, la norma que creará la Universidad del Trabajo, un tema del que hablo recurrentemente, sólo para que queden constancias de que siempre dije que desde su fundación Jujuy será una provincia distinta.
Ayer no hubo cuestionamientos importantes entre los diputados, pero si se notó que fue un proyecto naciente. Todos quieren opinar, todos quieren aportar ideas, todos quieren ser parte. Es obvio que no soy el único que se dio cuenta de que esto será emblemático en Jujuy, por eso nadie quiere quedarse afuera de la foto. Lo mejor es que un proyecto que puede extenderse a toda la provincia, abriendo sedes y unidades académicas dentro de las mismas escuelas.
Educar es preparar para el futuro y hoy, salvo Jujuy, parece que nadie está haciéndolo.