Por Diego Nofal
Tw @turconofal

“Será reprimido con reclusión o prisión de cuatro a quince años el que sin autorización o con destino ilegítimo: e) Entregue, suministre, aplique o facilite a otro estupefacientes a título oneroso. Si lo fuese a título gratuito, se aplicará reclusión o prisión de tres a doce años

Las penas previstas en los artículos precedentes serán aumentadas en un tercio del máximo de la mitad del mínimo, sin que las mismas puedan exceder el máximo legal de la especie de pena de que se trate: e) Cuando el delito se cometiere en las inmediaciones o en el interior de un establecimiento de enseñanza, centro asistencial, lugar de detención, institución deportiva, cultural o social o en sitios donde se realicen espectáculos o diversiones públicos o en otros lugares a los que escolares y estudiantes acudan para realizar actividades educativas, deportivas o sociales”, ley 23.737 de tenencia y tráfico de estupefacientes.

La última modificación que se intentó del régimen penal juvenil, fue que los adolescentes de 15 años que cometan delitos que sean castigados con más de 15 años de prisión, puedan ser juzgados como adultos y recluidos en instituciones especiales. Así de grave se volvió el delito juvenil en Argentina. Tanto que nos llevó a volver a discutir la baja en la imputabilidad penal.

Ayer en un coqueto colegio jujeño, que se define a sí mismo como “institución católica”, fue el escenario de una de las faltas más graves que puede cometer un alumno: un delito con una pena mayor a 15 años de prisión. Hoy, a menos de 24 horas de trascendido el hecho, poco sabemos de lo que el colegio está haciendo para contener esta situación, la única noticia al respecto, es que quien cometió el delito no será expulsado.

Para entrar en detalles, les cuento que un alumno llevó brownies de marihuana para venderles a sus amigos. Pero, no se sabe cómo, tres chicas del colegio resultaron intoxicadas, aparentemente al menos una de ellas no sabía que estaba consumiendo drogas, es decir que fue drogada contra su voluntad. Todo esto sumado a que la preparación debe ser almacenada bajo ciertos cuidados específicos para no volverse tóxica.

Es decir que dentro del colegio confesional se cometió un delito, se identificó a quién lo cometió y aún no se estableció una sanción. Mientras tanto, cientos de chicos concurren al mismo colegio junto a un pibe que drogó a sus compañeros. Prácticamente es una licencia de laissez faire, laissez passer, para el resto de los alumnos que están aprendiendo en el colegio, lo que es la impunidad. Se van a topar con ella muchas veces en la vida, al menos no se van a sorprender tanto.

El papá del joven que llevó los brownies contó que «después de una fiesta de 15 el sábado pasado y entre cuatro amigos decidieron armar estos brownies embichados, como les digo yo». Bueno, amigo, los brownies no están “embichados” tienen droga y su hijo les dio droga a sus amigos y a otras personas que, aparentemente, no sabían que las estaban consumiendo. Lo que también nos aclaró el papá del adolescente, es que su hijo no será expulsado del colegio.

A ver, para que nos entendamos, estoy completamente de acuerdo con el uso recreativo de la marihuana, entre adultos y en un lugar adecuado. Creo que la gente debería cultivar sus propias plantas, hacerles un testeo de calidad y consumirlas. Le sacaríamos un enorme peso de encima al Estado. Pero repito, la marihuana, el alcohol y el tabaco son productos que sólo pueden ser consumidos por adultos informados.

Además, al menos hasta esta mañana que leí el Código Penal por última vez, suministrar marihuana a título oneroso o gratuito es un delito y aunque usted, mi sacerdote confesor y yo estemos de acuerdo en juntarnos a fumarnos un churrito no es tan grave, la ley se hizo para respetarla y si hay alguien a quienes debemos enseñarle eso es a los chicos. Mantener en el colegio a alguien que infringió la ley, le da la pauta al resto de los alumnos que las normas son algo que, de vez en vez, podés pasarte por las pelotas.

Por otro lado, basta de darles el mensaje a los chicos que la marihuana es una droga inocua. Primero no hay estudios concluyentes sobre ese tema. Segundo, la marihuana te hace sentir bien cuando estás aburrido, si sos pibe y estás aburrido, ponete a leer un libro, a googlear por qué el cielo es azul, hace algo por vos, no te fumes un porro, porque entre aburrimiento y aburrimiento se te va a pasar la vida.

Señores del Colegio El Salvador, tienen en sus manos la posibilidad de mostrarle a un pibe que cometer un delito tiene dos graves consecuencias: las sociales que ya se produjeron cuando mandó tres pibas a un hospital y las personales que es su deber del colegio establecer. De esta manera no solo le estarán enseñando una valiosa lección al alumnos sino estarán educando a miles de alumnos más.