“Cualquier ciudadano de a pie entiende perfectamente la diferencia entre endeudarse en pesos o en dólares. O entre endeudarse con su mujer, esposo o hermano o endeudarse con un banco. Los únicos que no entienden la diferencia son los economistas de JxC”, una fracesita que encontré en Twitter. Claramente se refiere a que hay deudas que si o si tienes que honrar y algunas que podés patear para adelante, porque total es gente cercana.
La frase es una pelotudez, armada para ganar estas breves discusiones en Twitter. El problema de esta frase es que la escribió Matías Kulfas, ministro de Producción y hombre de confianza de Alberto Fernández. Es decir que un ministro Argentino, les dice a los inversores “ustedes vengan que si la cosa se pudre vamos a cagar a los que están más cerca nuestro”. Si el lunes los bonos argentinos cuestan más que un caramelo Alka va a ser una casualidad de la vida.
Por supuesto, olvidate que alguien venga a poner un dólar al país. De todas maneras nadie viene a un país donde, ponés plata y no podés llevártela, si tenés la suerte de importar, la guita te la pesifican. Parafraseando a Los Simpson, los pesos “son como dinero real, pero más divertido”, en realidad no es más divertido es mucho más triste. Nuestra plata no vale para nada, hay tanta en la calle que los comerciantes prefieren que les pagues con chapitas de gaseosa antes que con un billete de mil pesos.
Estamos en la peor crisis inflacionaria de los últimos 20 años. En este país eso es mucho decir. En gran parte fue provocada por una emisión descontrolada de dinero sin respaldo. Pero no se preocupen, Alberto tiene la solución: va a imprimir más dinero. No, no es un chiste. Es como si te quebraras la pierna y para curarla te pegaras dos martillazos. Van a dar un nuevo IFE, la misma herramienta que generó este quilombo, van a volver a usarla.
Esto parece grave, pero se hace mil veces peor cuando ves al kirchnerismo en pleno, inflar el pecho contando como ayudan a los pobres que ellos mismo generaron, haciéndolos más pobres que entes. Porque esta IFE va a durar dos meses y va a generar 6 de inflación. Eso aplauden, por obsecuencia y por ignorancia. Lo que recuerda una frase que siempre repetía mi abuelo: “Cuando se trata de ser un boludo, en este país lo que sobran son competidores”.
Esta semana, además, quedamos hundidos en el berenjenal del Consejo de la Magistratura. Argentina es el único lugar en el mundo donde a los políticos les parece mal que la Justicia la manejen los jueces. Para demonizarlos los bautizaron “La Corporación Judicial”. Así los bautizaron los de la corporación kirchnerista, que en plena pandemia se vacunaron antes que el resto y vacunaron a sus secretarios, choferes, amantes y hasta a militantes veinteañeros.
Cristina hizo una maniobra que burla la sagrada opinión democrática, separando en dos un bloque que los soberanos votamos para que estuviera junto. Todo para asegurarse la tan mentada impunidad. Siempre dijimos que eso venían a buscar, todos nos dimos cuenta, hasta gente muy limitada como Fernando Iglesias y su séquito de golondrinas disfrazadas de halcones. Todo este lío terminó cuando Sergio Massa hizo lo que mejor sabe hacer: traicionar. Nombro una mayoría de legisladores opositores para representar a la Cámara de Diputados y bajó la tensión.
Mientras todo esto ocurría, los tractores salieron del campo y llegaron a la ciudad. Me va a disculpar, yo sé que la están pasando mal, pero los sábados a la tarde también hay gente que labura o que necesita llegar a sus casas. Basta de cortar calles muchachos, hay que buscar una alternativa a romperle las pelotas a la gente. Repito, el reclamo es legítimo y lo acompaño, pero joder laburantes y gente de a pie deslegitima cualquier cosa.
Mientras tanto, nuestro gobernador, Gerardo Morales, no para de hacer amigos, esto dicho de manera irónica y también literal. Vamos a la primera, dijo en un acto que se realizó en Córdoba que “la gente no se equivocó al no votarnos” en el 2019, porque defraudamos a la clase media. Obviamente los canarios de JxC, que se autoperciben halcones, salieron a matarlo y a tratarlo de traidor.
Yo, Gobernador, voy a disentir con usted. Este fin de semana, con la visita de mi madre, me tocó pasear por varias localidades del norte del país. Creamé cuando le digo, la clase media no asalariada que votó a Alberto, está convencida que se equivocó. Aunque, vamos a ser sinceros, con el diario del lunes somos todos DT o presidentes. Nadie pudo prever este desastre, Macri dejó cenizas y estos tipos, no sé cómo, pero las incendiaron.
Por otro lado, al margen de la ironía, Morales le metió gira por dos provincias donde el radicalismo está quebrado anímica y políticamente, Tucumán y Santiago. En la primera la UCR no gana una elección desde que Rubén Chebaia se quedó con el municipio capitalino en el año 1983. En la segunda un déspota autodenominado radical, Gerardo Zamora, mantiene secuestrado el partido.
En ambas provincias, el jujeño logró, en ambas provincias, reunir a cientos de militantes que hacía años que no se veían la cara, pero que hoy tienen la esperanza de que el presidente de la UCR haga resurgir el partido en sus provincia. Con un discurso lleno de arengas dejó a los hombres y mujeres que fueron a verlo, con la sensación de que el renacer partidario es posible.
Una sensación y una esperanza que el partido radical abraza desde hace más de 20 años cuando la caída de De la Rua parecía haber dejado a la UCR herida de muerte. Morales no sólo puede ser presidente, puede ser el reinicio de un bipartidismo (un bialiancismo en realidad) algo que, hace mucho tiempo, nuestro país necesita.