La emisión genera inflación. Esta es la cuarta vez que leen esta frase en esta columna, salvo que haya tenido economía en el secundario, entonces lo escuchó mil veces ¿Saben por qué han escuchado esta frase mil veces? Porque es tan cierta como que dos más dos es cuatro. Nunca ocurrió que un país haya emitido más que su posibilidad de respaldo y no haya sufrido un problema inflacionario grave. Hoy la Argentina tuvo en un mes 6,7% de aumento en el índice, es más de lo que tuvo Alemania, si sumamos la inflación de ese país en los años 2018, 2019, 2020.

Martín Guzmán y Alberto nunca quisieron que la emisión se le fuera de las manos. Fue la pata kirchnerista del Gobierno la que insistió con el IFE, con el “plan platita”, los mismos cuyo único plan para solucionar la inflación es emitir más. Los niñatos de La Cámpora no saben cómo van a hacer ingresar dólares, minaron el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, viven en guerra con los exportadores de granos que son los grandes proveedores de divisas del país. Sólo saben romper, nunca arreglan nada.

Esos mismos que generaron el problema, que rompieron la economía y que insisten con romperla más, ahora decidieron retirarse “moralmente” del Gobierno. Digo moralmente porque el salario no piensan abandonarlo y las cajas mucho menos. Cristina humilla en público al Presidente y él sonríe como un adolescente tímido que no ve la hora de que termine el examen, con la profesora mala, para volver a su casa a tocar la guitarra. Este país está a la deriva y nadie tiene idea qué hacer para que no quedemos varados en uno océano de pobreza.

Pero, lo grave de esta historia, es que siguen hablando de la inflación como un número. La inflación no es un número. La inflación es gente angustiada porque no sabe cómo llegar a fin de mes, es mala nutrición en los niños, son negocios que se funden, alquileres que se atrasan, todo eso, mientras Alberto y Cristina se pesan los genitales en una balanza pública para ver quién los tiene más grandes.

Lo grave de todo esto es que este país se va por el tacho porque dos idiotas, que se portan como adolescentes acomplejados y resentidos, no quieren sentarse a ver cómo carajo nos sacan del berenjenal en el que nos metieron. Para empeorar el panorama en parte de la oposición, representada por Fernando Iglesias y Martín Lousteau, creen que para salir del problema generado por la falta de diálogo hay que dialogar menos. Sí, este país está dirigido por una gavilla de pusilánimes que atacan a los pocos que quieren tender puentes de diálogo y entendimiento.

Mientras tanto en Jujuy la inflación pega como en todos lados. Pero aun así la provincia viene registrando algunos puntos menos de pobreza e inflación que el país y bastante menos que la región. Según se dice en los pasillos de la Casa de Gobierno, todos los días le prenden velas a San Carlos Sadir, que es quien mantiene las cuentas en orden gracias a una sistema articulado de controles y a una mano única para las negociaciones.

Dicen que las paritarias son su terreno más fructífero, es allí donde se gana la batalla del presupuesto, porque si el incremento es mayor al calculado, no importa cuánto recauden Cannava o Cauchari, los números no van a cerrar. Desde que asumió logró cerrar paritarias y cláusulas gatillo que mantengan a los trabajadores en calma y las cuentas en orden, eso en el país en que estamos viviendo es casi un milagro.

Por eso no es raro que Gerardo Morales lo tenga como uno de los hombres de máxima confianza. Es en él en quien se recuesta una de las grandes patas de este gobierno: el orden fiscal. Nadie sabe si Sadir es un encantador de gremialistas, un mago contable o sólo un funcionario ordenando que siempre cumple con lo que planea, pero lo seguro es que hasta ahora es un miembro fundamental del gabinete.

Se viene el tiempo de ponerse serios, la inflación de este país nos convirtió en una burla internacional. Fuimos una patria pujante, ahora somos un juntadero de mendigos y una fábrica de excusas. Se viene el tiempo de ponerse serios y a los argentinos nos gobierno una pareja de payasos.