“Si los cobardes que declaran las guerras tuvieran que ir pelearlas viviríamos todos en paz”, Joaquín Lavado.

Empezó la guerra entre Ucrania y Rusia, usted dirá ¿Por qué habría que importarme una guerra del otro lado del mundo? Porque entre las idioteces diarias que hace nuestro Presidente se cuenta haber visitado, hace un par de semanas, a uno de los Estados en conflicto, justo al malo de la película.

Pero la situación es mucho peor, justo el presidente invasor es un aliado incondicional de Cristina Kirchner y Alberto Fernández. Ese mismo jefe del Estado es el que nos demoró la entrega de vacunas. Esta amistad casi enamoradiza de los líderes kirchneristas con Rusia dejó en off side a sus militantes.

Durante años, el kirchnerismo paladar negro escondió su antisemitismo, criticando a Israel. Los militantes decían que los israelíes atacaban Palestina con la excusa de que no reconocían a los palestinos como estado autónomo. Adivinen que dijo Rusia para invadir Ucrania, sí que los ucranianos no eran un estado autónomo.

Los militantes quedaron tecleando, no podían culpar a Macri, eso les dolió en el alma. Así que inventaron el “Ah, pero Estados Unidos”. Según la lógica kirchnerista como Estados Unidos es un estado imperialista y genocida, cualquier estado amigo de Cristina puede serlo. Parece un chiste, pero no lo es.

Argentina eligió el lugar “neutral”, un mes después de visitar al invasor ahora es NEUTRAL. Rusia llevaba asesinados casi 300 civiles a la hora que empecé a escribir esta columna, cuando la termine seguramente serán muchos más. No hay neutralidad, hay un invasor que no reconoce a su vecino y decide pasarle por encima con un tanque. Me van a disculpar, pero yo siempre estoy del lado de los que quedaron debajo del tanque.

Pero basta de guerras, en Jujuy es Carnaval, la fiesta de la última cosecha. En la provincia se pasea el Pujllay por las calles. Las comparsas hacen explotar de color a cada pueblo jujeño. En esas  fiestas populares los periodistas de cada rincón argentino se mueven con libertad, sacan fotos, hacen notas reciben uno que otro trago de Saratoga.

Dos periodistas francesas cortan sus vacaciones. Quieren dejar registro de lo que están viviendo en Yala, con la cara pintada y el talco que convirtió su pelo castaño en pelo canoso, todo el mundo posa para las fotos, los organizadores de la comparsa le agradecen a ellas y otros periodistas mendocinos que cubren todo lo que pasa. Mientras tanto, en la capital, en un megacarnaval organizado por un grupo de músicos-empresarios, hacer una cobertura periodística decente es imposible.

Pero que eso no empañe la alegría. Feliz carnaval y que la Pachamama nos regale paz.