El caso de la cocaína envenenada volvió a traer el debatidísimo tema de las despenalización de las drogas duras como forma de «regularlas» y «controlarlas»

¿De verdad hay gente que quiere legalizar, o regular, la venta de cocaína? ¿Qué vamos a hacer venderla con receta para que el merquero sepa cuál es la dosis justa? Entonces cuando se acabe la que le recetaron el adicto se va a quedar en casa esperando a su próxima consulta con el médico para comprar más. Hay que ser muy pelotudo para pensar que va a funcionar.

No sé en qué momento entramos en un debate tan ingenuo. No estamos hablando de marihuana que podés plantar en el fondo de tu casa. El día que legalices el porro la competencia a nivel casero va a cagarle el negocio a los narcos, porque es una planta, tirás una semilla y crece, es tuya, no tenés que mezclarse con transas para comprarla o para consumirla. Hay decenas de cultivadores domésticos que salieron del circuito del narcotráfico para siempre.

La merca es otra cosa, estamos hablando de una sustancia altamente adictiva, producida por bandas súper violentas. Esas gavillas ya asesinaron a miles de policías, políticos, militares y otros narcos. Las bandas que trafican cocaína y metanfetaminas se enfrentaron a agencias y al mismísimo ejército de Estados Unidos y, hasta ahora, le ganaron. El país con más recursos en todo el mundo no pudo controlar a estos tipos y aun así hay gente que cree que van a respetar regulación alguna.

¿De verdad vamos a darle la mano a esa gente y empezar a decirle «empresarios»? ¿Ustedes creen que una vez legalizados, van a competir con las reglas del mercado? Pues no mi ciela, van a seguir cortando la falopa con basura cada vez que puedan, no van a pagar un peso de impuestos y a la primera farmacéutica que quiera meterse en el negocio le van a prender fuego hasta los cimientos.

En serio piensan que van a llevar sus lotes de cocaína a la Anmat para que les den el visto bueno de la calidad. Va a haber etiquetado frontal de la merca: «Cuidado este narcótico puede hacerte vender el tujes por un gramo». El planteo es ridículo por donde lo mirés.

Por qué un narcotraficante que gana miles de millones que deja un 5% de ese dinero para que se lo laven ahora empezaría a dejar el 41% de sus ganancias en impuestos. Por qué creen que empezaría a pagar cargas patronales y a arriesgarse a que un sindicato le pare la producción. Qué va a pasar la primera vez que un sindicato se le plante a un tipo que tiene un tendal de muertos en la espalda, la respuesta es simple, los van a comprar o los vana a matar a todos.

Pero vayamos al problema más grave merca es altamente adictiva. No es algo que podás dejar de un día para el otro sin un cimbronazo en tu vida o tu salud. La cocaína, la cortada y la pura, te puede matar cada vez que la consumis, así de simple, legalizarla va a convertir un problema de seguridad, en uno de seguridad y salud pública que el sistema sanitario nacional, mayormente público, no va a soportar. Legalizarla no va a bajar el consumo, lo va a multiplicar.

Ya probamos legalizando drogas altamente adictivas como el alcohol o el tabaco ¿sirvió para controlarlo? No. Gastamos millones de pesos en recuperar gente del alcohol y del tabaco, varios millones más tratando las patologías derivadas de los consumos excesivos. Ni me quiero referir a la cantidad de muertos por enfermedades que devienen del consumo de esas dos sustancias y la cantidad de personas que se matan en las rutas y en trifulcas que devienen luego de una beberecua.

El caso de los cigarrillos de tabaco debería habernos enseñado algo, se hicieron campañas, películas, se mostraron imágenes de pulmones deshechos, se contaron historias, se puso fotos en los paquetes de puchos, se subieron los precios, pero lo único que contribuyó a parar el consumo fueron las prohibiciones, se prohibió fumar en espacios cerrados, en espacios semi abiertos, en el transporte público, en los aeropuertos, se prohibieron las publicidades de cualquier y por cualquier medio y, por primera vez desde que hay registro, se bajó el consumo. No sean boludos legalizar la merca es ponerle un revólver en la mano a cada argentino.