Es un placer volver a escribirles, como muchos he sucumbido ante la COVID-19. La única reflexión que voy a hacer al respecto es: vacunensé. Gracias a las dos dosis de AstraZeneca que me aplicaron, logré transitar un proceso más o menos tranquilo, pese a padecer varias comorbilidades.
Como parte de mi recuperación decidí recluirme en la austera belleza de Villa Jardín de Reyes, rodeado de un clima y un paisaje que son imposibles de igualar en ningún lugar del mundo. Acá vengo a enterarme que una ola de calor golpea al país, parece que lo golpeó fuerte, porque al país se le apagó la luz.
En realidad en este país hace años que nos azotan olas de calor y que la luz se corta, pero esta vez la luz se cortó en CABA y Buenos Aires. El verano recién comienza y el distrito electoral más grande de la Argentina se cocina a fuego lento y en la oscuridad.
Hace un año Martín Guzmán empezó a insistir con el aumento de tarifas, La Cámpora y un ignoto subsecretario, Federico Basualdo, casi terminan por eyectarlo del Gobierno acusándolo de macrista ajustador. El sistema requería inversión hace un año, mucho más ahora. El populismo no ilumina sino que te lo cuenten los miles de venezolanos que pupulan por el mundo escapando de la pobreza y la oscuridad del socialismo siglo XXI.
En medio del oprobio y la crisis energética, nadie se acordó que en el país hay una provincia que genera energía limpia a bajísimo costo: Jujuy. Con los cortes se volvió a hablar de estatizar las empresas prestadoras de servicio, pero nadie habla de crear y producir más energía, porque para todos los problemas del país la única solución de este gobierno es administrar lo que otros producen, nunca arremangarse y laburar más.
Ya que hablamos del gobierno nacional y de administrar de manera ineficiente y delictiva recursos ajenos, les cuento que hoy se cumplen 6 años de la detención de Milagro Sala. La dirigente que el kirchnerismo dejó librada a su suerte luego de haber liberado a toda la gavilla que rapiñó este país más de una década.
Parece que era cierto lo que decía la exlíder de la Tupac, no la querían por ser mujer y ser coya, pero quienes la odiaban no estaban entre los opositores sino dentro de su propio partido, pero todos van a negarlo. Cristina Kirchner jamás volvió a mencionarla, Alberto dijo que hablaba seguido con ella, pero la misma dirigente lo desmintió.
No obstante, en el ideario del porteño promedio, la multimillonaria empresaria jujeña es una luchadora víctima del gobierno de Gerardo Morales, aunque varias de las causas que se le imputan se tramiten en la Justicia Federal, con el Gobierno nacional como querellante.
Pero claro, al gilito de Barrio Norte le parecen pintorescas las protestas y los cortes de ruta lejos de la 9 de Julio. Por eso hace años que propongo que Milagro sea liberada e instalemos una sede de la Tupac en el coqueto Palemo Soho, que desarrolle en el maravilloso conurbano su magnánima tarea a fuerza de aprietes y hasta abusos sexuales, entonces podremos charlar sobre la «pobre dirigente social», hasta tanto todo el que no sea de Jujuy toca de oído en el tema Sala.
Jujuy fue víctima de la exlíderde la Tupac, padeció su violencia, su desvío de recursos, sus abusos permanentes. La provincia quedó destruída, con un vacío político y social que llevará años llenar. Milagro Sala, como todo castigo, recibió una tibia reclusión en su mansión del barrio Cuyaya y, para peor de males, un montón de idiotas útiles aplaudiendo sus métodos, es decir, aplaudiendo el sufrimiento de todos los jujeños.