Por Diego Nofal, para Jujuy Diario
Es 16 de noviembre del 2020, Abigail Jiménez padece de un cáncer de huesos llamado Sarcoma de Ewing, por esa enfermedad le hicieron un trasplante de fémur, no funcionó, su estado es terminal. La nena llora en un auto, rodeada de moscas, con 36 grados de temperatura. La policía no la deja volver a su casa porque aunque su situación es notoria y tiene todos los certificados médicos, en el país rige la más dura de las cuarentenas. Su papá la toma en brazos y camina varios kilómetros con la nena alzada. Ambos son unos giles.
Es 16 de agosto, zona este de Bariloche, la cuarentena ha provocado que, ante la ausencia de turistas y de dueños de casas de fin de semana que no visitan sus viviendas, se desate una ola de saqueos a los inmuebles vacíos. Pero Sabina, está cometiendo un delito mucho más grave, sacó a pasear a su perro un domingo, cinco policías la rodean, la golpean, ella pide auxilio y ruega que alguien agarre a su perro, es su amigo y compañero, lo abraza, su perro aúlla desconsolado. Dos terribles giles.
Es 15 de mayo del 2020, sí parece a que mitad de mes la gilada se agita, en Simoca, provincia de Tucumán, Juan y Luis Espinoza se mueven a caballo desde la casa de uno de los hermanos hasta la de su mamá. La policía los intercepta, Luis se cae del caballo y por cometer el terrible delito de violar la cuarentena recibe un disparo por la espalda que le perfora un pulmón. Juan es gil, Luis no, porque murió ese día y arrojaron su cadáver en un barranco en Catamarca.
En el mismo Santiago donde no dejaron entrar a Abigail y donde durante más de 9 meses estuvo prohibido el transporte público para esenciales y no esenciales, Gerardo Zamora manda a los obreros a trabajar día y noche para terminar SU estadio mundialista. Alberto visita la provincia junto a su comitiva, sin distanciamiento social ni nada que se le parezca. Además 9 días después de que no dejaran entrar a Abigail, el Estado organiza un velorio para un millón de personas, Alberto sonríe y se toma fotos con la muchedumbre. Está perfecto, la cuarentena es para los giles.
Mientras Sabina es detenida por sacar a su mejor amigo canino a caminar, a Bariloche llegan en vuelos privados Gastón Gaudio, la influencer Bárbara Pérez y el cocinero y surfista Rodolfo Puente. Ellos no tienen que hacer cuarentena, ellos no son giles. Mucho menos Tinelli que también eligió irse en un jet privado a otra hermosa ciudad sureña. Tinelli es amigo del poder, la cercanía al gobierno te aleja del círculo de los giles.
Mientras los negocios se cerraban, mientras la pobreza se llevaba al abismo a 4 millones de personas colocando al país entre los más pobres del mundo con una pobreza rayana al 50%, la casta política vivía en su propio mundo. Dos amigos de Fabiola conseguían trabajo, pagado por nosotros, con salarios por encima de los 90 mil pesos. Esos dos amigos, en la misma época que podías ir preso por pasear el perro, se movían por la ciudad libremente e ingresaban, entre ambos, 90 veces a la Quinta de Olivos.
Según aseveraron desde el gobierno, ambos son asesores de Fabiola. Ninguno de los dos tiene más título que el secundario. Todos nos preguntamos en qué asesoran a Fabiola que no pudieron hacerlo por zoom, a menos que sean sus asesores de origami y carpintería, cualquier otra cosa podrían haberlo hecho vía videollamada, como nos manejábamos todos en esa época. Pero la videollamada es para los giles.
Alberto y Fabiola, según los registros oficiales, pasaron sus cumpleaños rodeados de amigos. Mi primera y única hija nació en julio, la recibimos solos, en un sanatorio mi mujer y yo, ambos primerizos, sin los consejos de nuestros viejos, sin saber cambiar un pañal o enseñarle a mamar a nuestra nena. Mis padres conocieron a mi hija en diciembre. Pero bueno, nosotros somos terribles giles.
Al menos así definían Úrsula Vargues y Florencia Peña a quienes violaban la cuarentena. Ambas visitaron en plena cuarentena y explosión de la pandemia al Presidente de la Nación ¿Algún motivo para no reunirse por zoom? El mismo motivo de siempre, ellas no son giles, como nosotros, son parte de la casta y la oligarquía que dicen despreciar, son los nuevos VIP del país. Un poco tienen razón, nosotros somos los giles que los pusimos en ese lugar.
Acusar el golpe, después de las urnas
En el ámbito local otra vez debo detenerme en Carolina Moisés. Pobre, ella se esfuerza tanto. Hace apenas un mes dijo que todos íbamos a morir porque Gerardo Morales había convocado a elecciones el 27 de junio. El 23 de julio, menos de un mes después sube una foto suya en la “previa al cierre de listas” todos abrazados, sin barbijo, ni distanciamiento social.
Es innecesario Caro, todos sabemos que nada de lo que respecta a listas kirchneristas se decide en un miniplenario en tu casa, los candidatos pejotistas locales se deciden en Buenos Aires o, en su defecto, en un asado familiar de los Rivarola que otra vez volvieron a meter a la parentela en la lista.
Pero además, la diputada debe hacer malabares para festejar el DNI para los no binarios y los 11 años del matrimonio igualitario y a la vez celebrar la elección de Pedro Castillo en Perú, un candidato conocido por sus posturas anti abortistas, anti matrimonio igualitario y que reinstauró por decreto el servicio militar obligatorio para jóvenes pobres.
Por último, acusó a Gerardo Morales y a su ministro de Trabajo de haber sido parte del golpe en Bolivia, su irrefutable argumento es que Ivanka Trump estuvo 18 horas en Jujuy. Según la diputada jujeña, mientras la hija del expresidente de Estados Unidos se reunía con emprendedoras jujeñas, visitaba Purmamarca y tenía que bancarse a toooodos los políticos macristas que querían una foto con ella, tuvo tiempo de planear la última etapa del golpe en el país vecino.
En sólo 18 horas derrocó a un gobierno. Henry Kissinger debe haber resucitado para morirse de envidia, a él le costó años armar la Operación Cóndor mientras que Ivanka y su séquito te voltean un presidente mientras se compran buzos de lana de llama y comen empanadas. De haberlo sabido la llevaba a casa a derrocar a mi mamá que sigue manejando con puño de hierro la vida de sus hijos aún dos décadas después de que todos hayamos dejado el hogar materno. Ya sabes Caro, si no quieren que los derroquen, lleven a mi mamá como candidata a Presidente.