Por Diego Nofal para Jujuy Diario
Voy a escribir una columna de domingo un día sábado, antes de conocer el resultado de Argentina – Brasil. Vine acá a exponer en estas líneas una controvertida opinión. También para comodidad del lector vamos a incluir esta columna la opinión de una periodista especialista en cuestiones de género que, como podrán develar conforme avance la lectura, es una postura absolutamente contrapuesta a la mía.
Creo que en pos de la corrección política estamos rompiendo todo, inclusive la posibilidad de que los símbolos y el lenguaje evolucionen. Es decir que se transformen de manera tal que teniendo su raíz en un gesto o etimología negativa, pasen a ser positivos, neutros o que sirvan sólo para darle fuerza a una expresión. Si analizamos la lingüística diacrónica veremos cientos de ejemplos donde el lenguaje se transforma y se adapta sin la necesidad de que la policía de lo correcto lo transforme a fuerza de “cancelaciones” en las redes sociales. Lo mismo pasa en la semiótica y en otras disciplinas sociales.
Sin tanto preámbulo, vamos a lo que pasó con Damián Emiliano Martínez, alias “Dibu”, arquero de la Selección Argentina de Fútbol. El primer análisis que hicieron con el que quieren calificar al arquero argentino como un “hijo de la cultura de la violación”, me pareció el más traído de los pelos. “‘Mirá que te como’ se refiere justamente a poseer a otro en contra de su voluntad”, dijeron para cancelar al jugador argentino.
Error. Ante la duda tampoco se refiere a que Dibu practique la antropofagia. Hace años que en el fútbol se usa la expresión “te come”. De hecho la expresión “un cinco garronero, te come los tobillos a los 5 minutos del partido”, la escuché hace unos 25 años. Siempre se refirió más al animal de presa, al que estaba en la cima de la cadena alimenticia, nunca al que sometía sexualmente a otro. De hecho la connotación sexual de la palabra comer es nueva, heredada de la irrupción del cine erótico español, de los argentinos que volvieron de la península ibérica y de esta andanada de reggaetoneros que nos han invadido el último lustro. Pero en el fútbol, rugby, hockey y otros deportes se usaba desde mucho antes, sin paralelismo sexual alguno.
La segunda expresión, el gesto soez del arquero llevando la cadera hacia adelante y los brazos hacia atrás es solo eso, un gesto grosero, que debe conllevar una reprimenda. Burlarse de los rivales está mal, muy mal. Ese si es un mal ejemplo y es el que debemos atacar. Decir que la única forma de sometimiento y victoria que conocen los hombres es la sexual es, al menos, una exageración. De hecho, hay mucho que analizar a la hora de hablar de las expresiones sexuales que rodean al fútbol.
La primera premisa a desarrollar es que esta retahíla de frases sórdidas, de alto contenido sexual, que rodea al fútbol empezó cuando los delincuentes se hicieron dueños de las tribunas. “Te vamos a coger”, “Se van para la Boca con el culo ruto”, “que es eso de andar dejando tantos culos rotos”, son expresiones tumberas, es decir, asociadas a la vida carcelaria, donde el nivel de violaciones es escandaloso hoy en día y lo era, mucho más, en los años 80 cuando empezó este fenómeno.
Hoy los hinchas de fútbol, sobre todo los que no están relacionados a las barrabravas o al mundo penitenciario, siguen usando esas frases cargadas de lo que a simple oír parece una invitación a la violencia sexual. Ayer en Twitter, leí a un muchacho que le recordaba al otro el histórico clásico del 2006, entre Estudiantes de la Plata y Gimnasia y Esgrima de la Plata. “Te olvidas qué te rompimos el orto y abandonaste, hace 10 años que te venimos cogiendo?”, arengaba uno de los Twitteros. “Las rachas se acaban. Ya se van a acomodar las cosas pincharOta y ese culo va a volver a ser de papá”, le contestó el otro.
Ninguno de ellos, pensó por un solo segundo en una persona abusando sexualmente de la otra, ni en la devolución de una parte del cuerpo para mantener sexo incestuoso, como se sugiere en la literalidad de la charla. No, las expresiones sólo se usan para darle fuerza a la idea de una victoria. Heredaron esas frases de quienes sí sometían sexualmente a otras personas en una cárcel para demostrar poder. Pero ahora esas frases, sin dejar de ser chocantes y de pésimo gusto, sólo se refieren a victorias contundentes en el ámbito deportivo.
Ahora vamos a la conclusión, por qué esas frases s siguen usando, pese a que su significado de base ha cambiado. Por qué usar frases tan agresivas que remiten a situaciones de abuso para significar una victoria. La respuesta es simple, “tradición futbolera”, una que se irá adaptando y transformando como lo hizo el significado detrás de estas violentas expresiones sexuales y un día, sin forzar ni cancelar a nadie desaparecerá, como desapareció para muchos pibes el significado de sometimiento sexual detrás de un montón de frases tumberas.
El idioma se ha adaptado a las situaciones y viceversa cientos de veces. Matrimonio, una expresión que etimológicamente deviene de la matriz femenina, es una palabra e institución que seguimos usando aunque ninguno de los contrayentes sea mujer. Patrimonio se refería a los bienes familiares administrados y proveídos por el pater familia, pocas cosas son tan patriarcales como esa expresión y aun así hemos decidido adaptarla cambiando su significante. También tenemos el ejemplo de expresiones que hemos dejado de usar, el dólar ilegal o del mercado paralelo pasó a llamarse dólar blue, para evitar asociar la palabra negro con algo malo. Cambia, todo cambia.
Pero, sobre todo, para poner blanco sobre negro. Violencia sexual hay en el fútbol y nada tiene que ver con esas expresiones, tiene que ver con complicidades políticas, judiciales y dirigenciales. Hoy en Boca juegan Cristian Pavón, acusado de abuso sexual agravado; Sebastián Villa, a días de ser juzgado por violencia de género; Agustín Rossi, arquero que fue rechazado en los Estados Unidos por una denuncia de agresión de su novia, que además mostró fotos y chats entre ambos. Pero eso sólo es el club más popular de la Argentina ¿quieren una a nivel selección? Thiago Almada, imputado por abuso sexual agravado, representará a la Argentina en los Juegos Olímpicos Tokio 2021. El problema no es el gesto del Dibu, que hace años perdió connotación sexual, el problema en el fútbol argentino es la hipocresía.
*Esta columna tiene una contracara editorial que puede leerse acá