Gerardo Morales

Una de las enseñanzas más difíciles de la vida es hacerte cargo de tus errores. Lo sé porque cuando empecé a escribir esta columna guardé el documento en mi computadora con el nombre “herrores”. Me dio tanta vergüenza que pensé en escribir estas líneas en un archivo distinto. Pero, haciéndole caso al enmarcado jefe de Gabinete (escribo enmarcado porque limitado me parece algo fuerte), me hice cargo y seguí escribiendo esta columna donde la había iniciado.

Esta semana nos dejó muchas definiciones interesantes. La primera vino justamente de Santiaguito Cafiero: “Cuando esta pesadilla se termine, cada uno va a tener que hacerse cargo”, dijo. Todos sabemos que eso significa, que cuando la pandemia llegue a su fin en el Gobierno van a salir a repartir culpas de una manera tan solidaria que a ellos no va a quedarles ninguna.

Si hay algo a lo que nos tiene acostumbrados este gobierno es a encontrar culpables en todos lados menos en sus escritorios. Un pequeño resumen, la caída económica fue responsabilidad de la pandemia, de Macri, del contexto internacional, de los grupos concentrados, CLARAMENTE de los periodistas y, por supuesto, de los gobernadores y alcaldes opositores que muestran mejores índices económicos que el resto del país. Nada tuvo que ver el extendido cierre económico que además les dio poderes plenipotenciarios a los gobernadores locales, que se dedicaron a armar ghettos o cárceles de enfermos como en Formosa o prohibirles la entrada a nenas de 12 años y meter presas a nenas de 10 como pasó en Santiago del Estero. Siempre la culpa es de otro.

Si hay algo que redistribuye muy bien este gobierno además de las culpas es la pobreza. Santiaguito, dijo muy suelto de cuerpo que le erraron al cálculo de inflación. Aseguró que no va a ser 29% anual, una burrada en cualquier país de verdad, sino que será de un 33%, algo que ni el más economista más cercano al Gobierno cree posible. Pero, pese a que nos mintieron con la cantidad de vacunas, con el asado, con la inflación, con los sobreprecios, con el doble comando, vamos a creerle a Santi. Si la inflación de este año es del 33%, Argentina se acercará al 50% de pobreza, eso sí que es redistribuir equitativamente.

En el medio se cuela el escándalo de las vacunas Pfizer. Pasaron tantas cosas que usted creía que eso se había resuelto ¡pues no meamor! Aún estamos en ese entuerto. Salió otro Santiago, este de apellido Cornejo y dijo que Argentina rechazó  las vacunas Pfizer del mecanismo solidario de reparto COVAX. Resultado: escándalos, mentidas y desmentidas. Al país no le quedó otra que salir a mostrar cómo fue la negociación “secreta”. Tuvieron que reconocer que quisieron ahorrarse 60 millones de dólares porque no sabían si las vacunas iban a llegar, decidieron dárselos a AstraZeneca, esas vacunas tampoco llegaron, pero ahí operaba el amigo Hugo Sigman así que todos contentos.

Es escándalo Pfizer mostró otra realidad nacional, la negociación “secreta” develó que Argentina pidió las vacunas fiadas y el laboratorio pidió garantías de pago, bienes, oro, chapitas de gaseosa, lo que haya. El motivo es muy simple desde que asumió este gobierno, lo único que dijimos en materia internacional es “no pensamos pagar nuestras deudas”. Pfizer no es una ONG muchachos, es una empresa. A nosotros no nos fía ni el kiosco de la esquina, mucho menos lo va a hacer un laboratorio internacional. Lo que hizo fracasar la negociación fue que no tenemos plata, no vamos a tener y la poca que tengamos la vamos a usar para financiar el 40% de aumento a les pibis de Cristina y Massa.

Hablando de plata, Alberto Fernández, el presidente del amor y la solidaridad se quedó sin lugares de donde manotear fondos. Podríamos achicar el Estado y ahorrar guita, pero no. Podríamos usar la plata que tenemos para armar empresas mixtas que exporten, pero no. Lo que decidieron hacer es manotear a los monotributistas, el escalafón más bajo de los laburantes tendrá que pagar retroactivamente impuestos. Los que no laburaron 8 meses, por el insólito cierre, deben plata aunque hayan pagado al día sus impuestos. No son los grandes empresarios, no son los multimillonarios, son los monotributistas.  De esto muchachos, no se vuelve.

La buena noticia es que como siempre que hay elecciones, las internas en el peronismo se terminaron, ahora son todes amigues, se besan y abrazan aunque esté prohibido. Los que están a estiletaso limpio son los macristas, larretistas, vidalisas y etc. Todos se prueban el poncho de presidente a puro duelo verbal. Claro, eso hasta que aparece otra pata interna, la de Gerardo Morales.

El jujeño, lejos de CABA, produce cannabis medicinal, energía renovable, agua limpia, todo lo que dijo el macrislarretisvidalismo que iba a hacer y no hizo. Cada vez que sale en TV nacional se acaban las internas en el PRO y todos los trolls le apuntan a Morales, lo acusan de mellar a la oposición con posiciones cercanas al oficialismo ¿Pero saben quién votó el aumento a los monotributistas? Sí, los macristas y los kirchneristas, todos de la mano, porque cuando se trata de manotear fondos ya son todos amigos ¿Saben quiénes criticaron el aumento en el monotributo? Sí, los radicales.

Desde el norte, Morales empieza a enfilar los caballos hacia la Rosada en Cuyo y Río Negro los radicales se preparan para la batalla cualesquiera sean los generales blanquirojos. En CABA subestiman la fuerza del radicalismo del interior, pero las huestes lo mismo avanzan. Los radicales tienen un pasado difícil, pero siempre se hacen cargo, no tuvieron que esperar que termine ninguna pandemia para levantar la mano y decir “la culpa fue mía”, algo que el PRO y el kirchnerismo jamás hicieron, la responsabilidad de este desastre es de ustedes, una vez, al menos una ¡Hagansé  cargo!