Finalmente la Copa América no se disputará en el país. Pésima noticia para todos, en particular para Santiago del Estero que siendo una de las provincias más pobres del país gastó una fortuna para construir un estadio que albergaría algunos partidos del torneo continental. También es una pésima noticia para el país que volvió a exhibir contradicciones entre sus funcionarios.
Hace seis días, es decir, menos de una semana, los ministros y funcionarios del Gobierno defendían la realización de la Copa en el país, aseverando que sería seguro. Inclusive algunos osados llegaron a imaginar una semifinal y una final con público en las canchas.
«Recibir entre 1000 y 1200 personas de distintos lugares con un protocolo muy estricto no es una situación epidemiológica de gran relevancia», había aseverado la ministra de Salud, Carla Vizzotti, la máxima autoridad sanitaria del país. De esta forma, repito, hace seis días, casi se confirmaba la realización de la Copa en suelo argentino.
Pero ayer el torneo se suspendió, no quedó muy claro si fue Argentina quien pidió que no se juegue o fue la Conmebol quien se decidió por otro destino. Aparentemente fue el segundo caso, la organización se tentó con la posibilidad de jugarlo en Chile o Estados Unidos, donde el público ya puede ocupar al menos el 50% de las gradas.
Es increíble que del discurso de Vizzotti hace seis días se haya pasado al de Santiago Cafiero ayer aseverando que «con tantos casos no podíamos llevar adelante la organización de un campeonato de estas características. Teníamos el compromiso de organizar, tratamos de sostenerlo, pero la realidad epidemiológica se lo impidió a la Argentina».
En fin, las contradicciones nacionales diarias, nos llevaron a quedarnos sin la copa y sin saber, a ciencia cierta el porqué no se disputará en la Argentina.